12 de enero de 2012

Un Año En El Monte De Los Fantasmas

Traducción del original de Paul Cur­rion, My Year In The Bush Of Ghosts:

1. Hace un año...

decidí dejar de formar parte de la destrucción de la antigua industria musical y pasar a formar parte de la construcción de una nueva industria musical. En ése tiempo no estaba seguro de lo que significaba; una vez que descubrí Bandcamp, Soundcloud, Archive.org and Official.fm, y que compartí algunos tracks lo-fi cortar-y-pegar que armé el año anterior, ya sabía que sólo había arañado la superficie del tema. Mientras más escarbaba más encontraba: una variedad de netlabels, el Free Music Archive, blogs de cultura libre, un ecosistema completo de creatividad que existía en estado de tensión ambigua con el negocio musical.

Mi lugar en ése ecosistema éra, y sigue siendo, incierto de mi parte (parcialmente porque la antigua etiqueta de "consumidor" ya no se aplica). Escucho una cantidad enorme de musica libre de todos los géneros y siempre estoy buscando más, pero no he producido nada desde el año anterior. Empecé a compartir un podcast mensual (esporádicamente mensual, pero siempre hay lugar para los sueños...) usando únicamente musica libre, y comencé un hashtag de twitter para compartir los mejores álbums que estaba escuchando (#yourfreemu­sic­to­day, por si alguien quiere sumarse a la diversión). Ocasionalmente le escribo a los artistas para agradecerles, comparto álbums específicos con amigos, escribo posts como éste, pero nada de ésto parece suficiente.

La razón por la que no parece ser suficiente se describe en el post de Alexander Stretton que termina diciendo "como consumidores de arte distribuido en libertad somos participantes en la cultura y comunidad de creative commons, pero es tiempo de volvernos activos". El internet nos ha provisto de nuevas formas de diseminar la música, pero aunque ése cambio ha creado una nueva infraestructura para el mercado y el comercio, aún no nos hemos alejado de la terrible etiqueta de "consumidores" de música. El negocio de la música continua dominando la música (aunque a veces el precio que paga a cambio es su propia existencia), parcialmente porque domina un modelo en donde la música es "consumida".

Por éso rechazamos la etiqueta de "consumidores"; no somos tragabolas engullendo cualquier canica de plástico barato que la maquinaria de la industria lanza frente a nosotros. Sin embargo, todavía no es clara nuestra identidad en una confusa economía musical post-escasez, donde las herramientas de producción están en las manos de los trabajadores gracias a una cultura tecnológica guiada por principios libertarios. No queremos que la cultura de la música libre siga el camino de la cultura de la poesía, en donde los interesados y la audiencia de la música sean los mismos que la están produciendo. La pregunta es: ¿qué otros modelos de participación tenemos a disposición?

2. El Monte de los Fantasmas

En una entrevista en el 2001 para el periódico Guardian, Brian Eno señaló que "las grabaciones fueron una pequeña burbuja en el tiempo y aquellos que obtuvieron su modus vivendi haciéndolas tuvieron suerte... Eventualmente serán reemplazadas por otra cosa". Eno es, por supuesto, una figura seminal en la cultura de cortar-y-pegar gracias a su colaboración con David Byrne en el álbum Our Life in the Bush of Ghosts, originalmente lanzado en 1981. En 2006 Byrne y Eno lanzaron dos de los tracks del álbum para hacer remixes bajo una licencia creative commons, un disparo temprano en el conflicto alrededor de la distribución de música que aún continua. (Tomaré la oportunidad para promocionar un proyecto que surgió directamente de aquél: Our Lives in the Bush of Dis­quiet, curado por Marc Weidenbaum)

El nombre de ése álbum fué tomado de la novela de Amos Tutuola, My Life in the Bush of Ghosts, un clásico de la literatura africana. En el trabajo de Tutuola, aquellos que se adentran al "Monte de los Fantasmas" son transformados, y transformados y transformados otra vez; el Monte es el lugar "en donde los fantasmas y los espíritus de los muertos vivían como en su aldea... Una vez que se entra, no hay una forma fácil de salir. Uno no puede viajar al final; éso es tan imposible como sería para un mosquito viajar alrededor de todo el mundo sin perecer".

El Monte de los Fantasmas funciona como una metáfora / literal del subconciente humano, el pozo de creatividad de donde viene nuestra música. La industri de la música promovió la ficción de que el Monte éra tan peligroso que los mortales ordinarios no deberían internarse ahí, que necesitabamos intermediarios experimentados para navegarlo en nuestro nombre para traernos sus tesoros -los intermediarios éran, por supuesto, las compañias de discos. La creatividad siempre se ha manejado de forma incómoda, especialmente por las elites culturales a las cuales no les gusta la forma en que elude su control, pero las compañias de discos lograron algo grandioso: nos persuadieron de que participaramos activamente en nuestro propio distanciamiento de ésa creatividad.

3. ... el presente

Ése distanciamiento comenzó con la aparición de la música grabada, lo que en algunos sentidos fué una influencia democratizadora en la música: por primera vez, los artistas más grandes estaban disponibles para escucharse en cualquier momento y en cualquier lugar. Ésa luna de miel no duró mucho y, de cierta forma, la historia de la música popular ha sido un largo proceso para quitarle a las élites culturales el monopolio de la música. Primero, la ejecución musical fué retomada con la aparición de instrumentos eléctricos fabricados masivamente (especialmente la guitarra eléctrica y los teclados); después, las computadoras personales hicieron que el proceso de producción musical fuera más accesible para un rango de gente cada vez mayor.

La última barrera éra la distribución de música y el internet ha cortado las piernas del monopolio que previamente tenían las compañias musicales y las tiendas. La industria musica partió del principio de que todos tienen la capacidad de consumir música y se construyó alrededor de la obtención de máximo número de personas que consuman. El problema para ése modelo de industria es que ya no puede ganar suficiente dinero haciendo que más gente consuma música porque el costo de consumir música ha caido estrepitosamente. Todavía no se ve con claridad pero la nueva industria de la música parece partir del principio de que todos tienen la capacidad de hacer música y se dedicará a que el número máximo de personas lo hagan, en vez de meramente consumirla.

Éste es el Monte de los Fantasmas que nos advirtió la industria musical -peligroso para los mortales, lleno de tranformaciones, caótico y profundo- y también nos dijo que no sobreviviríamos sin su guía. Sin embargo, yo pasé un año en el monte, viviendo de lo que podía obtener y resulta que la industria musical nos mintió. Las transformaciones son peligrosas principalmente para la industria musical, no para nosotros, y podemos vivir perfectamente ahí (aunque ganarse la vida sea otra historia). Sin embargo, no puedes vivir ahí solo, necesitas alguna comunidad a tu alrededor; el nuevo reto es encontrar las mejores herramientas para construir ésa comunidad. Sean bienvenidos al Monte de los Fantasmas porque todos vivimos ahora ahí...

Paul Cur­rion es deliveradamente vago y escribe un blog en http://www.currion.net. El artículo tiene licencia CC BY-SA 3.0. Las fotografías de Koocbor’s pueden encontrarse en Flickr. La fotografía tiene licencia CC BY-SA 2.0.